La incertidumbre por la guerra de Ucrania seca los mercados de deuda corporativa en España
La guerra de Ucrania ha supuesto un parón para las emisiones de deuda por parte de las empresas en España. En apenas una semana, la invasión ha generado un elevado nivel de incertidumbre que ha acentuado dos temores que ya venían notando los mercados: la aceleración de la inflación y la perspectiva de subidas en los tipos de interés. Y eso no ha sido bien recibido por unos inversores que han decidido esperar a que las condiciones de los mercados de capitales sean más propicias.
A la volatilidad que se vivía en las Bolsas antes del conflicto le ha sucedido más volatilidad. «Ahora nadie se atreve a poner precio a las cosas. Nadie se arriesga, es un tema de libro», comentan fuentes del mercado, que creen que se seguirán posponiendo proyectos que ya se habían suspendido y se pensaban replantear pasados unos meses. «No se caerán operaciones, pero sí se ralentizarán para esperar a ver qué pasa», apuntan otras fuentes, en referencia en concreto a aplazamientos de emisiones de deuda corporativa.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, confirmó el miércoles la intención del banco central estadounidense de acometer el primer aumento de los tipos de interés tras la pandemia en la reunión que se celebrará a finales de marzo, pese a la inquietud que provoca la contienda en Ucrania, en un contexto de presión por la escalada del precio de la energía -el crudo Brent rozó el jueves los 120 dólares por barril-, que está disparando la inflación, en el caso de España hasta máximos de más de 33 años. El ataque a Ucrania por parte de Rusia tendrá un «doble impacto» para la zona euro desde el punto de vista económico, con una mayor inflación y un crecimiento más débil, según pronosticó esta semana el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos.
La abundante liquidez en los mercados de capitales está ahora mismo a la espera de acontecimientos, ante el empeoramiento de las condiciones y el impacto en el cierre de coberturas de tipos de interés, detallan las fuentes. Algunas compañías se anticiparon a este posible desenlace aprovechando la ventana de financiación de principios de año, en una clara estrategia oportunista ante la más que posible normalización de la política monetaria y los riesgos geopolíticos, que encarecen este tipo de operaciones.
«Las emisiones de enero están todas por debajo de par, es decir, que el inversor a fecha de hoy está perdiendo dinero si quiere vender esos bonos en el mercado porque las dos referencias sobre las que se fijan los precios de los bonos, el tipo soberano y el diferencial de crédito, están por encima, con lo cual, la única manera de ajustar en un bono tipos superiores es bajando el precio», explica Félix López, socio de atl Capital.
El incremento de las tensiones geopolíticas y el importante aumento de los costes de financiación «han secado» las operaciones de emisiones en los mercados de deuda corporativa, constata este experto. Esa incertidumbre hace que los inversores estén «en modo wait and see», con la expectativa de que «a lo mejor dentro de un mes y medio pueda captar una mayor rentabilidad», señala.
«No sabemos hacia dónde van a ir los diferenciales de crédito. Va a depender de cuál va a ser la duración del conflicto, esa es la principal variable. Si tenemos una resolución rápida, muy probablemente lo que veremos será una normalización en los mercados financieros, una caída de los spreads de crédito», apunta.
El mundo corporativo había hecho sus planes de financiación y cuanto más tiempo esté congelada la actividad del mercado, con mayor rapidez va a querer volver en el momento que la situación se enderece.
«Podría pasar lo que ocurrió con la quiebra de Lehman en 2008. Nadie salía a emitir no porque no hubiera tipos interesantes, sino porque era tal el nivel de incertidumbre, la falta de confianza en el mercado, en el sistema financiero, que los inversores no querían comprar nada. En el momento que se normalizó la situación, se vivió una explosión brutal de emisiones de crédito a unos tipos que fueron extraordinariamente atractivos para los inversores», recuerda López.
Este experto avanza que «si hay una resolución del conflicto en las próximas dos o tres semanas, probablemente podamos ver un mes de abril muy potente en emisiones corporativas», pero advierte de que si el conflicto se complica, puede pasar que haya empresas que no tengan más remedio que salir al mercado porque tendrán que hacer frente a vencimientos, «ofreciendo una prima muy por encima del mercado, de tal manera que el inversor piense que, con independencia de que haya incertidumbre, merezca la pena comprar», argumenta.
Las salidas a Bolsa, también en riesgo
Otras operaciones que pueden verse afectadas son las salidas a Bolsa ante un desfavorable entorno de volatilidad, que ya había frustrado algunas transacciones, como la de Ibercaja, que aplazó su debut bursátil hasta abril. Están también en riesgo otros estrenos en el parqué como los de Mecalux, Opdenergy, Tendam, Windar y Cirsa.
Las que parece que no están sufriendo ralentización son las fusiones y las adquisiciones, para las que no se espera ningún impacto en el corto-medio plazo, comentan las fuentes. «Las operaciones que estaban en marcha siguen adelante», aseguran. «El que quiere vender, vende cuanto antes, no vaya a perder el momento ahora», agregan otras fuentes del mercado, que informan de que los despachos de abogados siguen trabajando a pleno rendimiento en estas transacciones.